domingo, abril 05, 2015

Domingo tranquilo

Dominguito tranquilito. O eso decían, o eso me esperaba yo. Sí, porque la gente se queda guardada en la iglesia o en su casa en dónde diablos sé yo, pero sí, guardados, lejos de las calles, y los cafés, y de las cafeterías, de los bares, de los cines y demás.

Pero la calma en las calles, en los exteriores, no significa tranquilidad para mí, no para mis adentros, en mis interiores. Me siento más bien intranquilo, aún sin ruido, sin rumores, con apenas voces lejanas, murmullos apenas, de turistas españoles o italianos. 

Expectativas no cumplidas. Sin expectativas no hay decepciones. Pero a veces el inconsciente las fabrica por uno, y las mantiene allí, en algún rincón en la cabeza, escondidas, y tanto, que uno de verdad cree que no existen. 

Pero también recuerdos azuzados por un presente que se le parece. Porque hay un trago que evoca a una noche de verano pasada, o algún perfume que hace recordar el principio de alguna noche de fiesta, de borrachera, en alguna otra ciudad cercana. Ojos grandes, ojos llenos de color, pero, sobre todo, de emoción, temblorosos, tímidos, que me llevan a pensar en otros ojos así, parecidos, similares.

Pese a todo, a final de cuentas, hay un componente aún más grande, más importante, que más me azota, que más me agita: es causado por las emociones, por emociones que no tocaba desde hace tiempo, como llagas que duelen muchísimo, a las que se olvida, se ignora, se esconde, se evita como la muerte. Luego, claro, un día se siente uno más iluminado, más maduro, mas en control, así que va uno y se arriesga y se juega la piel. Juegas y pierdes. Y te acuerdas que había emociones que te intoxicaban, que te atraían, pero que podían quemarte.

Y es así que estoy aquí, domingo, intranquilo. Porque tengo las alas y la piel quemadas, carbonizadas, mientras me lamento, esperando estar listo a salir a jugar de nuevo.

sábado, febrero 28, 2015

Encuentro improbable

Siempre me imaginé que toparme de nuevo con Jana sería algo bastante improbable -y lo era, en realidad-, pero que, si algún día ocurría, debía ser bajo condiciones que me permitieran tener al menos cierta revancha moral con ella: ella, la que exigía la mayor, irreal, absurda fidelidad de sus parejas, descartando incluso lo platónico, mientras ella, al mismo y preciso instante, tenía la libertad de tener cuantos affairs quisiera, egoísta, empáticamente miope.

El encontrarnos, en alguna ciudad específica -fuera la ciudad de México, fuera Praga, o fuera alguna en Italia-, bajo alguna estación -generalmente verano u otoño, en mis sueños guajiros-, y la forma de vernos, de vestirnos, de ir acompañados a solos: todo ello llegó a ser un pensamiento recurrente, una expectativa de la mente, de un ego herido, constante por el próximo año desde que dejamos de vernos. Después empezó a perder fuerza, quizás por la intensidad de algunos de mis propios affairs, hasta que incluso dejé de recordarla, la cosa más natural, parecía ser.

Por eso fue tan sorpresiva la situación. Porque no me imaginé estar auténticamente sorprendido cuando esa sorpresa, agradable o no, llegara a suceder. Porque me imaginé que cuando ello sucediera, si acaso llegaba a suceder, sería una situación en la que yo tomaría ventaja para lastimarla, en las formas más ridículas que mi intelecto y mi imaginación me permitían.

Porque, sencillamente, me imaginé topármela, mientras ella se giraba hacia mí, o porque me imaginé que nos veríamos en un café, cuando uno le escribiera al otro, coincidiendo en la ciudad. No me imaginé estar perfectamente enfrascado, sentado, esperando unos tacos de carnitas a mitad de la primavera en Praga, hablando de algún relato de Cortázar, tomando un ligero sol, mientras pasaba la gente.

El mesero venezolano vino a dejarnos las cervezas checas que habíamos pedido, sonriéndonos a ambos, aunque, claro, más a ella que a mí. Normal, nada raro. Y antes de que yo pudiera responderle a lo que María me dijera acera de lo que pensaba parecía ser la alegoría transmitida a través de la casa perdida, sentí yo más que ella una mirada encima de mí, como si alguien me echara agua caliente encima, o como si alguien, súbitamente, me hubiera enterrado una aguja en el brazo, como las que se usan para vacunar.

Noté que ella calló, abriendo un poco los ojos, todavía con su suave sonrisa de toda la vida -o al menos de la vida que teníamos juntos-, moviéndolos hacia mi derecha, un poco hacia arriba, justo antes de que yo me diera cuenta. Giré los ojos, por supuesto, con una sensación rara, para toparme con los ojos café oscuros de Jana, felinos, abiertos por completo, observándome a mí, con lo que me pareció una mirada de sorpresa ambigua.

Callé, abrí mucho los ojos a mi vez, en silencio aún, para sonreír tenuemente después con mis labios y con mi mirada también, con verdadera alegría de verla allí, pese a que ella parecía todavía con la mente ida: "Jana! vaya casualidad!". Pero Jana seguía fuera de sí, aunque algo menos desde que abrí a boca. Vio a María entonces, y luego a mi de nuevo, y de manera automática, robótica, me dijo entonces: "Sí, vaya sorpresa. Pues sí, estamos aquí, de vacaciones, en Praga, José Eduardo y yo", dijo ella, tomando del brazo a su acompañante, un señor que me pareció simpático, aunque algo mal humorado, de poco más de cuarenta años, rollizo, lampiño, moreno, latino, con unas enormes gafas Ray-Ban encima del rostro. Había algo ridículo pero agradable en él. Quizás porque me recordaba a mi tío Gregorio, allá en México.

"Pues es una casualidad muy grande que nos encontremos por aquí" dije con alegría, dirigiéndome a Jana y a mi tío. "Supongo entonces que no viven en Praga? Pues nosotros también hemos venido de vacaciones, aunque por un mes, pero no deja de ser una gran, agradable coincidencia". Pero el sonido que causó "agradable" pareció no serlo en el rostro de mi tío Gregorio, y en menor medida en el de Jana.

Noté entonces que ella giró su rostro, todavía sostenida, como de un pilar, del brazo del señor latino que iba con ella, que no había pronunciado palabra alguna, salvo asentir con la cabeza, sin mostrarme sus verdaderos ojos, algunos segundos antes. La miró, a María, de manera intensa, con fuerza, de arriba a abajo, por apenas dos segundos. Pensé que quizás la veía como se ve a algo que se intenta grabar en la memoria". Guardé silencio, al igual que a mi prometida, mientras esperábamos que ellos dijeran algo.

Noté que él sacó el teléfono, como si no estuviéramos nosotros dos enfrente de ellos dos, sentados, esperando la comida, mientras él leía algo, y luego le decía: "Es este el restaurante mexicano que dijiste, no?". Yo iba a decirles que sí, que seguramente este era el restaurante mexicano que buscaban, pero parecía que estaban allí, solos, ellos dos solamente, y por mera casualidad frente a nosotros, no con nosotros.

Giré un poco mi cabeza, echado hacia atrás en la silla hacia María, quien me veía un poco divertida, con una expresión que me daba a entender que ella entendía que el encuentro tenía algo o mucho de absurdo, que me podía seguir el juego.

En ese instante mi tío Gregorio y Jana volvieron a hablar, aunque esta vez de manera baja, sólo para sí mismos, para decir después ella: "Creo que esta vez podemos ir a Hard Rock café, que está allá enfrente", para partir, tomados del brazo, hacia el otro lado de la plaza, partiendo para siempre, sin más, sin despedirse.

"Y bien?", me preguntó mi prometida. "Ah, ella era una novia que tuve hace algunos años.". "Y?", me miró ella con más curiosidad que reproche. "Y parece que no le ha sentado del todo bien verme. Ella es la que te dije que se fue a México sin mí, de alguna forma dicho. La recordarás, no?". Ella asintió. "Lo verdaderamente curioso", le dije, como si habláramos de algún chisme ajeno, con interés, pero sin mucha emoción propia, " es que como terminamos mal, en una situación en la que siempre me pareció que ella tenía la ventaja, idealicé nuestro encuentro futuro, en una situación en la que yo pudiera hacerle ver que yo era un gran partido, y que me dejó ir. Aunque, también, tenía miedo de que fuera al revés, y de que me la encontrara en un momento en el que mi vida no fuera tan buena como la suya. Y a final de cuentas, me la encuentro, en la forma más simple del mundo, y no nos decimos cosa alguna de importancia, sin herirnos el uno al otro, como tanto hacíamos en el pasado, como me imaginé que haríamos.".

María me observa, todavía divertida, pero pensando en algo. Quizás le da curiosidad escuchar la historia que tuve con Jana, con algunos detalles sí, y con otros detalles no. Noto que mueve la cabeza, mirando hacia enfrente. Me hace una señal al mover la cabeza de lado y abriendo y cerrando los ojos, como una lampara que quiere mover el foco de atención. Miro hacia donde ella me señala, sin decírmelo, y noto que avanzan allá, hacia otra calle, Jana y mi tío.

"Somos bastante diferentes, esa ex novia tuya y yo, no? Incluso físicamente lo somos. El color de los ojos, el pelo. Colores opuestos.". Sí, es verdad, y asiento, sonriendo un poco más. "Hay algo de atractivo en su pareja", me dice, con toda la seriedad del mundo. Suelto una ligera carcajada. "Bueno, justamente pensaba que me recuerda a mi tío, al que tiene una joyería en Cuernavaca. Así que imagino que así luciré en década y media. Sólo tienes que esperar un poco para que yo, en teoría, luzca así". Ella suelta una cálida carcajada a su vez.

"Y bueno, entonces no te parece que la casa en el cuento de Cortázar es una alegoría?", me pregunta de nuevo, volviendo a nuestra conversación. "Desde luego lo es", le respondo, alegre.

viernes, septiembre 05, 2014

Mis dias son dulces (y me lleno de melancolia).

Mis dias son dulces, muy dulces. Si hace calor, tomo mis gafas, alguna playera de manga corta, y me voy a tomar un vino blanco, fresco, en alguna terraza. Si hace frio, tomo algún jersey, quizas mi abrigo, y me voy a tomar a un cafe, tranquilo, con un libro.

Si es de noche, y estoy en Puebla, o en Praga, o en Berlin, salgo con amigos, cenamos, tomamos vino, brindamos, nos contamos historias idiotas hasta no poder reír mas. Si es de noche, y estoy en alguna ciudad nueva -Viena, Dublin, Florencia, que se yo-, salgo a dar una vuelta, me tomo una copa en algún bar, observo divertido y curioso a la gente, a su forma de actuar, y después dirigo mis pasos a bailar, a ejercer mi pasion latina.

Pero siempre, primero en la mañana, casi al despertar, o a media tarde, cuando el sol muere, o antes de irme a dormir, necesito dejar, por unos breves instantes, que mis heridas sangren, que algún concentrado veneno sea expulsado gota a gota. Y me lleno de melancolia, de culpa, de miedo por un pasado que no acabo de olvidar. A veces frunzo el ceno, arrugo la frente, me arrastra la tristeza, el hubiera, los deseos platónicos.

Después vuelvo a mi casi constante alegria, a mis bromas simples, a mi inspiración. Y entonces me pregunto hasta cuando habra rescoldos del dolor de mis pecados y de mis penas pasadas, y hasta cuando dejara mi alma de sangrar.

domingo, noviembre 17, 2013

Match perfecto.

Bara había estado insistiendo bastante en presentarme a alguien que -según ella- seria un match perfecto para mi. Si, porque aquella chica no era solo bastante linda, sino que tambien era intelectual, era bastante agradable, y finalmente contaba con un gran gusto en la creación artistica (dicha chica le había mencionado su interes en hacer cortos y pequenos videos, ya desde sus tiempos universitarios).

A pesar de mi inicial rechazo ante la idea -inmensa incredulidad-, termine resignandome ante el constante embate del animo de Bara, y acepte, con absoluta falta de entusiasmo -con el animo mas bien por los suelos tras el reciente fiasco de mi relación con Alexandra, quien, poco mas o menos, había roto conmigo para empezar a salir con un muy metrosexual y argentino actor de teatro-. Es que la sola idea de que alguna amistad me buscara candidatas siempre me había parecido profundamente ridícula. Tenia la impresión de que eso muchas veces simplemente no funcionaba, que habían demasiado variables en juego que llenarian de complejidad el asunto, o que sencillamente a veces no existia compatibilidad alguna. Que solamente, a final de cuentas, se generaba tension y ansiedad de mas, junto con falsas esperanzas e idiotas expectativas. 

Bara me habia dicho que tras conocer a esa chica por un par de meses, supo en cierto momento -cual revelación divina, Elias- que ella y yo haríamos una muy bonita, funcional y perfecta pareja -al menos no dijo aquello de 'son el uno para el otro'-. Bara, siendo estrictamente mi amiga -toda vez que todo, absolutamente todo, desde lo real hasta lo platonico, estaba impedido por su muy cursi novio-, me parecia que no podia conocer tan a fondo mis gustos en cuanto a mujeres: el tipo de cosas que detesto en el carácter de ellas, ni de las cosas que pueden volverme loco, o los detalles que pueden acabar por encapricharme.

Mi camarada Osvaldo me dijo dicho que nada perdia accediendo a su deseo, y que "estoy seguro de que alguna vez le gustaste, y quizas le sigues gustando en el fondo, así que debió en algún momento haberte puesto mucha atención, y puede no este errando del todo" (sin embargo, de ser cierto que le sigo gustando, porque me presentaria a esta chica? Osvaldo opinaba que aunque dulce y bien intencionada a primera vista, ella podría estar actuando asi en realidad debido al remordimiento a no haberme hecho caso, a estar conmigo. Bueno, el siempre se inventa cada historia o teoria con tal de justificar la fornicacion, ja).

La cita que me habia dado Bara habia sido para un vernissage en la embajada de *******, un jueves de octubre, a las siete de la noche, para la inauguración de una exposición sobre el arte post-******** nacional (vaya cosa mas generica, en mi humilde y poca informada opinion). Habiéndome instado dos o tres veces a ir bien vestido y perfumado, me puse pantalon, zapatos y camisa negros, y encima un saco color oliva oscuro para verme elegante pero casual.

Llegue un poco tarde, en aquella tarde gris, todavia fria tras la lluvia de la manana. Tras haber llegado al edificio de la embajada, cerca de la plaza vieja, y cruzar el vestíbulo inicial, me di una vuelta por el lugar, observando a venerables ancianos -profesores, artistas o diplomáticos-, hablando cadenciosa y efusivamente sobre alguna tendencia u obra (o que carajos sabia yo). Tambien a algunos personajes jóvenes e intelectuales, que parecían adoptar aires de especialistas. Y finalmente a algunas hombres jovenes, quiza perdidos, que parecían aburridos, distraídos, tal vez habiendo llegado porque había vino o bocadillos gratis, o esperando a alguien mas, o venido simplemente porque estaban cerca y querían hacer tiempo. Pero de mi querida Bara, ni sus luces.

Y yo, que suelo disfrutar el vino -gratis-, y tambien las exposiciones, no pude francamente poner demasiada atención a las pinturas, las fotografias, las figuras abstractas, ni a los cortos que estaban pasando. Porque para mi solo existia la presión y ansiedad y la obligación de venir ante la molesta insistencia de mi dulce amiga, y lo que yo ya vislumbraba como otro momento embarazoso y ridículo en el que habría cero química con la chica que me presentaria (por guapa, inteligente, o agradable que resultara ser).

Tras un rato dando vueltas por el lugar como una mosca, entre la gente, los meseros y las copas de vino, con la impaciencia azuzando mi molestia, y totalmente frustrado por su no-asistencia, me dirigi hacia la salida, lanzando maldiciones en silencio al cielo y a su nombre, cuando senti que me detenían, tomándome del brazo. 

- Manuel! - dijo ella con mucho entusiasmo, perfectamente peinada, con los labios pintados en rojo-rosa, suave maquillaje, ojos cafe oscuros bien abiertos, y sobre todo, una enorme sonrisa. Guapisima.- Perdona, fui a recoger a Maria -
- Si, si, entiendo, no hay problema. Te ves radiante, eh? -sonreí involuntariamente- Y Maria es...- respondi-pregunte, para que mi primera observación no tuviera demasiado peso.
- Es la chica que te quiero presentar. Tuvo un ligero contratiempo, así que preferi ir a recogerla a su hotel, aqui cerca, apenas a un par de paradas de tram-.
- Hotel? - pregunte con sorpresa y escepticismo creciente.
- Si, si, ella no vive aqui, vive en *******, y vino unos dias porque una amistad suya tiene un corto siendo mostrado en esta exposición.
- Y sabemos si esa amistad es, bueno, su novio, o pretendiente quizas? - le digo con tono juguetón, tratando de escapar, viendola sonreir un poco mas, lindisima en su vestido negro, y el cabello recogido en una cola de caballo.
- No, no, esa amistad es una chica. Y no, dudo mucho que esten juntas, jaja. Maria fue precisamente a buscarla, pero en cualquier momento estará de vuelta y te la presento.
- Bara, sabes que te aprecio mucho... -le digo bajando un poco la voz, en plena honestidad, viendola directamente a los ojos- pero me parece muy mala idea todo esto. Ademas, no vive en Praga... Simplemente presentanos, como dos conocidos tuyos, y ya esta. No le habras dicho que le querias presentar a un chico para salir, no? -
- No, no le dije nada a ella. La conozco hace relativamente poco tiempo, asi que no tengo tanta confianza con ella. No pongas esa cara, que por las conversaciones que mantuve con ella, que han sido mas de un par, me quedo claro que ustedes son eso que, como se llama? Ah, si, soul-mates, jaja. Ademas, es bastante bonita. - (Soul-mates. Que idiotez, Bara)

Mantengo mis ojos en los suyos, con expresion de no-te-creo. Ella me responde con expresion y mueca de porque-no. Sonrío solamente. Yo le pregunto entonces si viene su novio, y ella responde que no. Me dice que parezco algo ansioso, abrumado, que me relaje. Me sugiere tomarme una copa de vino. Si, te tomare una, y traere una para ti. Lo siento, se que no quieres tomar, pero te tomaras una al menos. Si, de acuerdo, voy mientras tanto por ellas.

(Bueno, que importa, sere amable. Y ya. Eso sera todo. Platica simple, algunos minutos. Ya. Luego le dire que no somos compatibles. Lo siento, querida, es una chica linda, pero no hay química. Gracias por el esfuerzo, de cualquier forma. Vayamos a cenar, solo los dos. Espero que su novio no se ponga paranoico de nuevo. O le hablare a Osvaldo. Podríamos ir por unas copas a Harleys, o a ...)

Intempestivamente siento que una mirada se posa en mi, y girando la vista hacia la derecha, deteniendome un poco, la veo, sola, desconocida, de cabello castano oscuro, ojos azules profundos, linda, simpatica. Le sonrío sin querer-queriendo. Ella me sonríe de vuelta, con una tonalidad que me sabe a burla amistosa, moviendo su mirada en mi, como si me estuviera reconociendo. Me imagino que es su amiga. Si, es bastante linda en realidad. Mi tipo de mujer, idonea, al menos en lo fisico. Parece agradable ademas, como Bara me dijo. Pero, de verdad, no me siento motivado con el asunto. No, no se...

La chica, sonriendo para si, se da la vuelta, yendo a otra parte del lugar, mientras sigo su figura con mis ojos, con cierta curiosidad. Falda roja, blusa blanca que parece de satin. Algo seria la vestimenta. Pienso que Bara la traerá de regreso, si es que ella, porque no me quedo claro el asunto. Y de pronto siento otra mirada encima de mi, del otro lado, pero apenas por un instante (dos, quizas tres segundos). Me doy cuenta y mantengo alli mi vista. Santa Madre de Dios: lindisisima. Ridiculamente linda. Desconocida numero dos. Lleva el cabello lacio, rubio, por debajo de los hombros, ojos cafe oscuro, casi negros, y va vestida con un pantalon negro de mezclilla, blusa blanca, y un suéter largo, abierto, muy mono, gris. Simple, sencilla, casual pero elegante. Mucha clase, de alguna manera. Quizas es su actitud. O la postura, la forma de pararse. La forma de mover lentamente su vino, en suave pendulo. Segura de si misma, escucha a una vieja elegante y venerable que le habla y le dice no se que cosas.

Vaya, como me gusta. No es demasiado bonita. No es mi tipo, tampoco. Pero que tiene un no-se-que, si, si. Hay algo en ella que me prenda la atencion en forma absurda.  Me encanta. Me imagino que es polaca. Vaya, a ella tal vez si pueda ir a hablarle un poco. Si, lo hare. Me hallo sonriendo tontamente, automaticamente, sin quererlo, apenas dandome cuenta despues de un momento, con mi mirada todavia clavada en ella.

- Manuel? - me dice Bara tocándome la espalda, sonriendo, como de costumbre.
- Creo que me tope con tu amiga, a la que me quieres presentar. - le digo, interrumpiendo mis pensamientos.
- Es linda, eh? - sonríe algo mas, de manera complice, moviendo la cabeza de un lado a otro.
- Si, es bastante linda en realidad, y parece simpatica.... Bara, me vas a detestar, pero -me detengo un poco- me ha gustado algo mas otra chica... Es esa, la que habla ahora mismo con esa anciana, del suéter gris, la rubia. Ya se que vas a decir que...-
- Pero ella es mi amiga Maria! Ella es a la que te quiero presentar! - dice, algo sorprendida, para luego reirse un poco en mi cara. 

Ella. No la otra chica. Justamente ella.

- Jajaja, veo que realmente te ha impactado, eh? Es guapa, te lo dije - me dice Bara, observándome un poco. - Si, y creo que es compatible contigo. Es bastante relajada, divertida, amena. Tiene una platica que te absorbe. En eso me recuerda mucho a ti (sonrío involuntariamente). Me menciono, cuando la conoci, hace dos meses, que era fan absoluta de esas películas francesas, como se llaman? Ah, si "Tres colores", como tu. En general muchas peliculas que me dijiste que te gustaban le gustan a ella. Varias. Y no solo esa artisticas, que tambien adora a Tarantino, y le gusta gusta esa pelicula en la que sale Natalie Portman. "Closer" se llamaba creo (vaya, Bara no es precisamente una conocedora, pero alguna idea tiene, ja).

La observo mientras Bara me dice todo esto. Y aquella chica sigue hablando con esa venerable anciana, que quizas sea la esposa de algun diplomatico, que carajos. Ella sonrie, asiente, responde y le pone bastante atencion. Veo que de pronto parece emocionarse, sonreir, hablandole de algo que seguramente le apasiona.

- Tambien me dijo que le gustan muchos los autores latino americanos, y me dijo que le gustaba Carlos Fuentes, Vargas Llosa, y, algunos otros que me mencionaste, si, lo recuerdo. Te lo juro que lo recuerdo, Manuel, solo que ahora no recuerdo los nombres, ja. Tambien lee algunas cosas que tu andas a veces leyendo. Chomsky, creo. Incluso baila un poco de tango, ja! Y por supuesto, conocerá, me imagino, a ese compositor por el que estas loco, el del acordeón (te refieres a Astor Piazzolla, Baru?).

Me detengo a pensar, a perderme en mi interior, con preguntas, con interrogantes. Que es lo que me llama la atencion de ella? Es tan solo que me agrada esa actitud desinterada, segura, centrada? Es que quizas es tan interesante como Bara dice, y eso, de alguna manera, permea su personalidad, llegando hasta sus movimientos, su forma de pararse, de moverse, de sonreir, de mirar? Quizas es tan solo que viene bien arreglada? Que es, que es?

Veo que ella, la chica carisma y clase, con ese no-se-que que me encanta demasiado, se voltea por un instante, sin darse cuenta de que Bara esta a mi lado, solo viendome a mi, por un segundo y medio, antes de que la anciana le diga otra cosa, tocándole el brazo Y ella sonríe profundamente, no se si de lo que le dicen, o de quizas haber notado mi expresion anonadada, viéndola.

- Sabia que te gustaria - me dice, algo pensativa. - Si, es una buena chica, interesante, y todo lo demas. Siento que son compatibles, como ya te dije. Si, eres un buen chico, y necesitas una chica como ella, un poco alejada de esas chicas con las que siempres sales. Necesitas una chica como ella, un poco mas profunda, un poco mas como tu. Eres lindisimo, y necesitas que te valoren.

Me giro un poco hacia Bara, sonriendole. Esa aseveración habría tenido un peso y un significado distinto en otras circunstancias. Veo que ella me ve con alegria suave. Me toma del brazo, y lo aprieta. Si, supongo que tiene razon. No era eso lo que Jorge me dijo alguna vez alla en Mexico, tan distante de las opiniones y consejos de Osvaldo, mi camarada mujeriego aqui en Praga?

- Aguarda, voy por ella. Se la voy a robar a aquella senora, que si no, quizas nunca la suelte, ja. Ya veras, no te pongas nervioso, solo disfruta.-

Se lanza por ella, y en ese momento las ideas se me van de la cabeza. En ese instante no lo se, pero me doy cuenta luego. Si, de pronto me siento lleno de ansias, y siento frio sudor en la espalda (como cuando me entere de que Miroslava se andaba acostando con Pedro Davide), y pena. Antes de que me de cuenta salgo del edificio de la embajada, a prisa, sin fijarme en todos los turistas que pululan alli, cerca de la plaza vieja de la ciudad.

Me viene a la cabeza la imagen de aquella chica, la amiga de Bara. Maria, si. Que linda, que guapa. Porque huyo? Si, eso es lo que hago. Huyo, como un perro despavorido. Sudo. Transpiro demasiado. No se, de pronto me recuerda a ****. Si, tambien a ella la vi perfecta, con tantas cualidades, tan bella (mucho mas bella, incluso), y tenia ella, en aquel instante, algo que por entonces me volvia loco: ese aire de victima, de necesitar ayuda, cual pajaro con las alas rotas. Si, y me abalance a ella, a ****, para socorrerla, y amarla, y curarla, y cuidarla.

Suena mi mobil. Lo veo, y veo que Bara me llama. Me insiste. Sigue insistiendo. Lo apago. Si, pero ahora Maria, la chica elegancia, la chica carisma, tiene los elementos que mas anoro estos dias. Si, asi. Idealizacion automatica, inconsciente, irracional. No, no, no. No me volvera a pasar lo mismo, que las relaciones a la larga no son lo mio. De cualquier forma, no funcionan nunca. Siempre esta el factor biologico, cuando la sensualidad de pareja se va. Dicen los investigadores que apenas dura uno o dos anos a lo maximo, no? Somos animales al final de cuentas, incapaces de trascender, atados a nuestros instintos. Y luego, las mujeres siempre se van con hombres a los que necesitan cuidar, por cretinos que sean, porque quieren ser sus madres. Como **** con aquel idiota brasileno. Si, por supuesto.

Enciendo de nuevo el telefono, tras quince minutos. 3 llamadas perdidas de Bara, y un mensaje. "Roberto, donde estas? Me ha dicho Bara que eres muy lindo, y que...". No acabo de leer. Lo borro. No, no tiene caso. Siempre es lo mismo. Tantas esperanzas. Tanto para nada. Todo a la basura. No. Es una perdida de tiempo. Suena el telefono. estoy a punto de rechazar la llamada. Es Osvaldo. Contesto. "Roberto! Oiga, le tengo buenas noticias, caballero. Recordara a Jana, la chica de Ceske Budejovice? Me la encontre hace un rato... por supuesto... ya esta, dentro de veinte minutos alli lo espero". Y por supuesto, voy para alla, a alcanzarlo.

Lo mio es la fornicacion casual, si, si, si.

sábado, octubre 19, 2013

La mujer en el cafe del Teatro Nacional

Aunque intento llevar a cabo calculos matematicos y logicos en un sabado por la tarde-noche, en el cafe del Teatro Nacional en Praga, simplemente no me puedo acabar de concentrar. Y es que desde que he llegado no he podido quitarle mis ojos de encima a una mujer que me ha parecido suamamente enigmatica, y que esta sentada, en un sofa, enfrente mio.

Desde que llegue me percate de su presencia: estaba con una amiga, quien tras unos diez o quince minutos se fue. Ambas venian muy bien vestidas: en colores oscuros, con mucho porte y elegancia. Parecian llevar una conversacion tranquila, profunda, perdidas en algun tema cualquiera.

Y luego la amiga se fue. Y pense que esta mujer tan atractiva tambien se iria, pero no. Para mi grata sorpresa, se quedo, sola. Me paso por la mente ir a saludarla, decirle algo, buscar algun pretexto, inventarme alguna situacion en la que yo requiriera un punto de vista femenino anonimo. Algo, cualquier cosa.

Y como no lo hice, me quedado viendola desde entonces: admirando su mirada, con un muy pequeno toque de melancolia, y otro de calma. Observo que piensa en algo, perdida en alguna idea, o quizas simplemente sonando despierta. Pero me agrada esa forma en la que toma la taza de te, con las dos manos, con profunda calma, mirando a ninguna parte, con los ojos apenas moviendose.

Por momentos se voltea a alguna parte del cafe, y por momentos se voltea a verme (aunque no demasiado, para tristeza mia). Nos hemos encontrado las miradas tambien, en dos o tres ocasiones, pero no me sonrie, aunque tampoco me muestra expresion de desden. Simplemente me ve, con calma, tranquilidad, serena, pensativa.

No se si se ira en veinte minutos, o cuarenta, o una hora. Mientras ella siga aqui, esperando que inicie alguna funcion, o esperando al novio, o esperando a alguna amiga, o sencillamente haciendo tiempo, la seguire observando casi con tanta calma como la de ella, y observare sus brazos tostados por el sol, y sus largas cejas, y su nariz delicada, su cabello oscuro, su ropa negra y ajustada, elegante, y su figura tan seductora (ligera imperfeccion, la de una mujer, no la de una nina).

A menos, por supuesto, de que yo tenga finalmente los huevos para ir a hablarle de la primera idiotez interesante que se me ocurra.

lunes, octubre 14, 2013

Supervivencia

Es quizas debido a la alta demanda de pretendientes que las chicas escogen lo diferente, lo que les representa un reto - los conocidimos 'cretinos' (que, a ilusamente hacen creer a la feminas que es seguridad con lo que cuentan). Y es debido a ello que algunos conocidos intentan comportarse de esa manera, ponerse esas mascaras, esos disfraces. Y asi, a veces castigar, a veces fastidiar, a veces meramente jugar con las mentes ajenas, a veces para devorar carne.

Pero al final del dia, algunos de nosotros, como estos conocidos, no nos ponemos mas que mascaras. Porque en el fondo no somos asi. No somos unos idiotas por naturaleza (al menos de de la manera en la que lo suelen ser los aparentes macho-alfa), ni somos (tan) egoistas, ni nos hacemos los exquisitos. No entramos, queriendolo o no, naturalemente, en juegos mentales, en juegos de dominacion al estilo 'Last Tango in Paris', no, definitivamente no. Simulamos, con el disfraz encima, un papel que no traemos en las venas.

No, en las venas quizas no viene. Quizas no en la genetica, no en el caracter, no en la naturaleza, en el cerebro. No, porque todos tenemos estas necesidades basicas, animales (y no por nada tantos vuelven a divas a tantas mujeres, presas de sus instintos). No, quizas esta en la educacion, en la familia: desordenes sociales, fracturas en las relaciones basicas con padres o hermanos, inadaptacion en la escuela, sociopatia en ligeros niveles. Hombres (acaso mujeres a veces tambien) para quienes la vida ha sido una jungla, una batalla, y que viven aun en un mundo de supervivencia.

Porque no me imagino de otra manera lo que pienso cuando uno de aquello conocidos nos dice, en una tarde, entre cervezas, risas, bromas, en una confesion repentina: "Mae, uno juega con ellas un poco, pero no demasiado, porque no quiere lastimarlas, porque uno, habiendo sido lastimado en forma similar por alguna de ellas anteriormente, sabiendo lo que se siente, lo duro que es, como podria proceder a destrozarlas?"

jueves, octubre 10, 2013

Quiero lavar mis traumas.

Asi como se lavan las culpas y los pecados, yo quiero lavar hoy mis traumas. Lavarlos con agua de la vida, de las experiencias nuevas, del tiempo. Yo quiero que sean limpiados con agua pura de la calma, de la tranquilidad del equilibrio.

Quiero purificar mi alma y limpiar esas manchas dejadas por la tristeza, por los fantasmas, por las tragedias, por los prejuicios e imposiciones. Quiero que esa agua de lo nuevo venga y se lleve en tu torrente tranquilo, pero siempre constante, esas limitaciones, esos miedos, esas emociones que me estrujan y que me incitan al miedo en los momentos bajos.

Quiero que la lluvia de las nuevas amistades, de los nuevos amores, de los nuevos retos, y de las nuevas ideas, puedan, lavando, limpiando, purificando, preparar en mi el terreno para un nuevo paradigma, una nueva forma de vivir, de experimentar, de crecer.