sábado, mayo 24, 2008

Realidades distintas

Caminar al través de la nada, y al mismo tiempo, en los recuerdos, en los hechos pasados, en lo vivido hasta entonces, tratando de recordar de la forma más fiel las encrucijadas de la vida. ¿En qué momentos se hubo la vida de definir, tal y como ahora se vislumbra?

Caminar pensando sobre la vida actual, con esos colores, con ese aroma, esencia, con esa forma, con esas situaciones, con estos amigos, con estos hechos y experiencias. ¿Podría haber sido de una forma distinta? ¿Quizás más dulce, quizás más amarga?

Deteniéndose al caminar, deteniéndose a pensar sobre lo que pudo haber sido, sobre lo que no fue, lo que fue destruido, en algún momento de la vida, en un ayer ya olvidado, que es buscado desesperadamente. Ayer, elecciones y decisiones hechas casi al azar, según el ritmo de la vida por aquellos días, dejándose llevar por las olas de la vida, por lo que dictaban los impulsos, las emociones poco controladas, quizás, y sólo quizás, los sueños de otros días.

¿Quizás la visión estaba embotada por la inexperiencia, por la inmadurez, por la inestabilidad, por la falta de inteligencia, acaso? Lo que se hace, resuena en lo poco de eternidad que nos toca. Casa cosa hecha, o deshecha, o no hecha, todo tiene su valor en una balanza invisible.

Qué genial poder ver posibles realidades distintas, bajo circunstancias totalmente contrapuestas, contrastantes. Poder verlas antes de elegir un camino, y quizás poder alcanzar a intuir cómo será la vida de esta o aquella manera. O acaso, por lo menos, tener la posibilidad de ver, ya que el día llega a su fin, lo que pudo haber sido -por terrible que pudiera resultar la visión de un mejor pasado jamás alcanzado, a él renunciado-.

En el pasado pensando que hasta ese entonces -cuando era presente-, la vida había sido poco benévola, con personas inadecuadas, con inexperiencias amargas, con días perdidos en la tristeza o en el sufrimiento, y empero, no poniendo atención en esos casi indistinguibles patrones que indicaban esa infame trayectoria que llevábamos sobre nuestras almas.

Y ahora, en el futuro que llegó por fin, cuando ya son varias décadas las que se ciñen sobre nosotros, poder, de alguna forma, de la mano del encuentro fortuito con una persona olvidada, de la mano de un recuerdo que emerge intempestivamente de nuestro remordimiento, de la mano de un secreto por miles de días escondido, que nos lleva a pensar en esas realidades irrealizadas, pensando en el "pudo ser", en el "mejor pasado", que nunca llegó.

Y quizás no llegue en un futuro, con esa trayectoria ya mercada en la mente, para siempre condenada a lo que un día comenzó, y no fue corregido.