viernes, septiembre 05, 2014

Mis dias son dulces (y me lleno de melancolia).

Mis dias son dulces, muy dulces. Si hace calor, tomo mis gafas, alguna playera de manga corta, y me voy a tomar un vino blanco, fresco, en alguna terraza. Si hace frio, tomo algún jersey, quizas mi abrigo, y me voy a tomar a un cafe, tranquilo, con un libro.

Si es de noche, y estoy en Puebla, o en Praga, o en Berlin, salgo con amigos, cenamos, tomamos vino, brindamos, nos contamos historias idiotas hasta no poder reír mas. Si es de noche, y estoy en alguna ciudad nueva -Viena, Dublin, Florencia, que se yo-, salgo a dar una vuelta, me tomo una copa en algún bar, observo divertido y curioso a la gente, a su forma de actuar, y después dirigo mis pasos a bailar, a ejercer mi pasion latina.

Pero siempre, primero en la mañana, casi al despertar, o a media tarde, cuando el sol muere, o antes de irme a dormir, necesito dejar, por unos breves instantes, que mis heridas sangren, que algún concentrado veneno sea expulsado gota a gota. Y me lleno de melancolia, de culpa, de miedo por un pasado que no acabo de olvidar. A veces frunzo el ceno, arrugo la frente, me arrastra la tristeza, el hubiera, los deseos platónicos.

Después vuelvo a mi casi constante alegria, a mis bromas simples, a mi inspiración. Y entonces me pregunto hasta cuando habra rescoldos del dolor de mis pecados y de mis penas pasadas, y hasta cuando dejara mi alma de sangrar.