domingo, noviembre 17, 2013

Match perfecto.

Bara había estado insistiendo bastante en presentarme a alguien que -según ella- seria un match perfecto para mi. Si, porque aquella chica no era solo bastante linda, sino que tambien era intelectual, era bastante agradable, y finalmente contaba con un gran gusto en la creación artistica (dicha chica le había mencionado su interes en hacer cortos y pequenos videos, ya desde sus tiempos universitarios).

A pesar de mi inicial rechazo ante la idea -inmensa incredulidad-, termine resignandome ante el constante embate del animo de Bara, y acepte, con absoluta falta de entusiasmo -con el animo mas bien por los suelos tras el reciente fiasco de mi relación con Alexandra, quien, poco mas o menos, había roto conmigo para empezar a salir con un muy metrosexual y argentino actor de teatro-. Es que la sola idea de que alguna amistad me buscara candidatas siempre me había parecido profundamente ridícula. Tenia la impresión de que eso muchas veces simplemente no funcionaba, que habían demasiado variables en juego que llenarian de complejidad el asunto, o que sencillamente a veces no existia compatibilidad alguna. Que solamente, a final de cuentas, se generaba tension y ansiedad de mas, junto con falsas esperanzas e idiotas expectativas. 

Bara me habia dicho que tras conocer a esa chica por un par de meses, supo en cierto momento -cual revelación divina, Elias- que ella y yo haríamos una muy bonita, funcional y perfecta pareja -al menos no dijo aquello de 'son el uno para el otro'-. Bara, siendo estrictamente mi amiga -toda vez que todo, absolutamente todo, desde lo real hasta lo platonico, estaba impedido por su muy cursi novio-, me parecia que no podia conocer tan a fondo mis gustos en cuanto a mujeres: el tipo de cosas que detesto en el carácter de ellas, ni de las cosas que pueden volverme loco, o los detalles que pueden acabar por encapricharme.

Mi camarada Osvaldo me dijo dicho que nada perdia accediendo a su deseo, y que "estoy seguro de que alguna vez le gustaste, y quizas le sigues gustando en el fondo, así que debió en algún momento haberte puesto mucha atención, y puede no este errando del todo" (sin embargo, de ser cierto que le sigo gustando, porque me presentaria a esta chica? Osvaldo opinaba que aunque dulce y bien intencionada a primera vista, ella podría estar actuando asi en realidad debido al remordimiento a no haberme hecho caso, a estar conmigo. Bueno, el siempre se inventa cada historia o teoria con tal de justificar la fornicacion, ja).

La cita que me habia dado Bara habia sido para un vernissage en la embajada de *******, un jueves de octubre, a las siete de la noche, para la inauguración de una exposición sobre el arte post-******** nacional (vaya cosa mas generica, en mi humilde y poca informada opinion). Habiéndome instado dos o tres veces a ir bien vestido y perfumado, me puse pantalon, zapatos y camisa negros, y encima un saco color oliva oscuro para verme elegante pero casual.

Llegue un poco tarde, en aquella tarde gris, todavia fria tras la lluvia de la manana. Tras haber llegado al edificio de la embajada, cerca de la plaza vieja, y cruzar el vestíbulo inicial, me di una vuelta por el lugar, observando a venerables ancianos -profesores, artistas o diplomáticos-, hablando cadenciosa y efusivamente sobre alguna tendencia u obra (o que carajos sabia yo). Tambien a algunos personajes jóvenes e intelectuales, que parecían adoptar aires de especialistas. Y finalmente a algunas hombres jovenes, quiza perdidos, que parecían aburridos, distraídos, tal vez habiendo llegado porque había vino o bocadillos gratis, o esperando a alguien mas, o venido simplemente porque estaban cerca y querían hacer tiempo. Pero de mi querida Bara, ni sus luces.

Y yo, que suelo disfrutar el vino -gratis-, y tambien las exposiciones, no pude francamente poner demasiada atención a las pinturas, las fotografias, las figuras abstractas, ni a los cortos que estaban pasando. Porque para mi solo existia la presión y ansiedad y la obligación de venir ante la molesta insistencia de mi dulce amiga, y lo que yo ya vislumbraba como otro momento embarazoso y ridículo en el que habría cero química con la chica que me presentaria (por guapa, inteligente, o agradable que resultara ser).

Tras un rato dando vueltas por el lugar como una mosca, entre la gente, los meseros y las copas de vino, con la impaciencia azuzando mi molestia, y totalmente frustrado por su no-asistencia, me dirigi hacia la salida, lanzando maldiciones en silencio al cielo y a su nombre, cuando senti que me detenían, tomándome del brazo. 

- Manuel! - dijo ella con mucho entusiasmo, perfectamente peinada, con los labios pintados en rojo-rosa, suave maquillaje, ojos cafe oscuros bien abiertos, y sobre todo, una enorme sonrisa. Guapisima.- Perdona, fui a recoger a Maria -
- Si, si, entiendo, no hay problema. Te ves radiante, eh? -sonreí involuntariamente- Y Maria es...- respondi-pregunte, para que mi primera observación no tuviera demasiado peso.
- Es la chica que te quiero presentar. Tuvo un ligero contratiempo, así que preferi ir a recogerla a su hotel, aqui cerca, apenas a un par de paradas de tram-.
- Hotel? - pregunte con sorpresa y escepticismo creciente.
- Si, si, ella no vive aqui, vive en *******, y vino unos dias porque una amistad suya tiene un corto siendo mostrado en esta exposición.
- Y sabemos si esa amistad es, bueno, su novio, o pretendiente quizas? - le digo con tono juguetón, tratando de escapar, viendola sonreir un poco mas, lindisima en su vestido negro, y el cabello recogido en una cola de caballo.
- No, no, esa amistad es una chica. Y no, dudo mucho que esten juntas, jaja. Maria fue precisamente a buscarla, pero en cualquier momento estará de vuelta y te la presento.
- Bara, sabes que te aprecio mucho... -le digo bajando un poco la voz, en plena honestidad, viendola directamente a los ojos- pero me parece muy mala idea todo esto. Ademas, no vive en Praga... Simplemente presentanos, como dos conocidos tuyos, y ya esta. No le habras dicho que le querias presentar a un chico para salir, no? -
- No, no le dije nada a ella. La conozco hace relativamente poco tiempo, asi que no tengo tanta confianza con ella. No pongas esa cara, que por las conversaciones que mantuve con ella, que han sido mas de un par, me quedo claro que ustedes son eso que, como se llama? Ah, si, soul-mates, jaja. Ademas, es bastante bonita. - (Soul-mates. Que idiotez, Bara)

Mantengo mis ojos en los suyos, con expresion de no-te-creo. Ella me responde con expresion y mueca de porque-no. Sonrío solamente. Yo le pregunto entonces si viene su novio, y ella responde que no. Me dice que parezco algo ansioso, abrumado, que me relaje. Me sugiere tomarme una copa de vino. Si, te tomare una, y traere una para ti. Lo siento, se que no quieres tomar, pero te tomaras una al menos. Si, de acuerdo, voy mientras tanto por ellas.

(Bueno, que importa, sere amable. Y ya. Eso sera todo. Platica simple, algunos minutos. Ya. Luego le dire que no somos compatibles. Lo siento, querida, es una chica linda, pero no hay química. Gracias por el esfuerzo, de cualquier forma. Vayamos a cenar, solo los dos. Espero que su novio no se ponga paranoico de nuevo. O le hablare a Osvaldo. Podríamos ir por unas copas a Harleys, o a ...)

Intempestivamente siento que una mirada se posa en mi, y girando la vista hacia la derecha, deteniendome un poco, la veo, sola, desconocida, de cabello castano oscuro, ojos azules profundos, linda, simpatica. Le sonrío sin querer-queriendo. Ella me sonríe de vuelta, con una tonalidad que me sabe a burla amistosa, moviendo su mirada en mi, como si me estuviera reconociendo. Me imagino que es su amiga. Si, es bastante linda en realidad. Mi tipo de mujer, idonea, al menos en lo fisico. Parece agradable ademas, como Bara me dijo. Pero, de verdad, no me siento motivado con el asunto. No, no se...

La chica, sonriendo para si, se da la vuelta, yendo a otra parte del lugar, mientras sigo su figura con mis ojos, con cierta curiosidad. Falda roja, blusa blanca que parece de satin. Algo seria la vestimenta. Pienso que Bara la traerá de regreso, si es que ella, porque no me quedo claro el asunto. Y de pronto siento otra mirada encima de mi, del otro lado, pero apenas por un instante (dos, quizas tres segundos). Me doy cuenta y mantengo alli mi vista. Santa Madre de Dios: lindisisima. Ridiculamente linda. Desconocida numero dos. Lleva el cabello lacio, rubio, por debajo de los hombros, ojos cafe oscuro, casi negros, y va vestida con un pantalon negro de mezclilla, blusa blanca, y un suéter largo, abierto, muy mono, gris. Simple, sencilla, casual pero elegante. Mucha clase, de alguna manera. Quizas es su actitud. O la postura, la forma de pararse. La forma de mover lentamente su vino, en suave pendulo. Segura de si misma, escucha a una vieja elegante y venerable que le habla y le dice no se que cosas.

Vaya, como me gusta. No es demasiado bonita. No es mi tipo, tampoco. Pero que tiene un no-se-que, si, si. Hay algo en ella que me prenda la atencion en forma absurda.  Me encanta. Me imagino que es polaca. Vaya, a ella tal vez si pueda ir a hablarle un poco. Si, lo hare. Me hallo sonriendo tontamente, automaticamente, sin quererlo, apenas dandome cuenta despues de un momento, con mi mirada todavia clavada en ella.

- Manuel? - me dice Bara tocándome la espalda, sonriendo, como de costumbre.
- Creo que me tope con tu amiga, a la que me quieres presentar. - le digo, interrumpiendo mis pensamientos.
- Es linda, eh? - sonríe algo mas, de manera complice, moviendo la cabeza de un lado a otro.
- Si, es bastante linda en realidad, y parece simpatica.... Bara, me vas a detestar, pero -me detengo un poco- me ha gustado algo mas otra chica... Es esa, la que habla ahora mismo con esa anciana, del suéter gris, la rubia. Ya se que vas a decir que...-
- Pero ella es mi amiga Maria! Ella es a la que te quiero presentar! - dice, algo sorprendida, para luego reirse un poco en mi cara. 

Ella. No la otra chica. Justamente ella.

- Jajaja, veo que realmente te ha impactado, eh? Es guapa, te lo dije - me dice Bara, observándome un poco. - Si, y creo que es compatible contigo. Es bastante relajada, divertida, amena. Tiene una platica que te absorbe. En eso me recuerda mucho a ti (sonrío involuntariamente). Me menciono, cuando la conoci, hace dos meses, que era fan absoluta de esas películas francesas, como se llaman? Ah, si "Tres colores", como tu. En general muchas peliculas que me dijiste que te gustaban le gustan a ella. Varias. Y no solo esa artisticas, que tambien adora a Tarantino, y le gusta gusta esa pelicula en la que sale Natalie Portman. "Closer" se llamaba creo (vaya, Bara no es precisamente una conocedora, pero alguna idea tiene, ja).

La observo mientras Bara me dice todo esto. Y aquella chica sigue hablando con esa venerable anciana, que quizas sea la esposa de algun diplomatico, que carajos. Ella sonrie, asiente, responde y le pone bastante atencion. Veo que de pronto parece emocionarse, sonreir, hablandole de algo que seguramente le apasiona.

- Tambien me dijo que le gustan muchos los autores latino americanos, y me dijo que le gustaba Carlos Fuentes, Vargas Llosa, y, algunos otros que me mencionaste, si, lo recuerdo. Te lo juro que lo recuerdo, Manuel, solo que ahora no recuerdo los nombres, ja. Tambien lee algunas cosas que tu andas a veces leyendo. Chomsky, creo. Incluso baila un poco de tango, ja! Y por supuesto, conocerá, me imagino, a ese compositor por el que estas loco, el del acordeón (te refieres a Astor Piazzolla, Baru?).

Me detengo a pensar, a perderme en mi interior, con preguntas, con interrogantes. Que es lo que me llama la atencion de ella? Es tan solo que me agrada esa actitud desinterada, segura, centrada? Es que quizas es tan interesante como Bara dice, y eso, de alguna manera, permea su personalidad, llegando hasta sus movimientos, su forma de pararse, de moverse, de sonreir, de mirar? Quizas es tan solo que viene bien arreglada? Que es, que es?

Veo que ella, la chica carisma y clase, con ese no-se-que que me encanta demasiado, se voltea por un instante, sin darse cuenta de que Bara esta a mi lado, solo viendome a mi, por un segundo y medio, antes de que la anciana le diga otra cosa, tocándole el brazo Y ella sonríe profundamente, no se si de lo que le dicen, o de quizas haber notado mi expresion anonadada, viéndola.

- Sabia que te gustaria - me dice, algo pensativa. - Si, es una buena chica, interesante, y todo lo demas. Siento que son compatibles, como ya te dije. Si, eres un buen chico, y necesitas una chica como ella, un poco alejada de esas chicas con las que siempres sales. Necesitas una chica como ella, un poco mas profunda, un poco mas como tu. Eres lindisimo, y necesitas que te valoren.

Me giro un poco hacia Bara, sonriendole. Esa aseveración habría tenido un peso y un significado distinto en otras circunstancias. Veo que ella me ve con alegria suave. Me toma del brazo, y lo aprieta. Si, supongo que tiene razon. No era eso lo que Jorge me dijo alguna vez alla en Mexico, tan distante de las opiniones y consejos de Osvaldo, mi camarada mujeriego aqui en Praga?

- Aguarda, voy por ella. Se la voy a robar a aquella senora, que si no, quizas nunca la suelte, ja. Ya veras, no te pongas nervioso, solo disfruta.-

Se lanza por ella, y en ese momento las ideas se me van de la cabeza. En ese instante no lo se, pero me doy cuenta luego. Si, de pronto me siento lleno de ansias, y siento frio sudor en la espalda (como cuando me entere de que Miroslava se andaba acostando con Pedro Davide), y pena. Antes de que me de cuenta salgo del edificio de la embajada, a prisa, sin fijarme en todos los turistas que pululan alli, cerca de la plaza vieja de la ciudad.

Me viene a la cabeza la imagen de aquella chica, la amiga de Bara. Maria, si. Que linda, que guapa. Porque huyo? Si, eso es lo que hago. Huyo, como un perro despavorido. Sudo. Transpiro demasiado. No se, de pronto me recuerda a ****. Si, tambien a ella la vi perfecta, con tantas cualidades, tan bella (mucho mas bella, incluso), y tenia ella, en aquel instante, algo que por entonces me volvia loco: ese aire de victima, de necesitar ayuda, cual pajaro con las alas rotas. Si, y me abalance a ella, a ****, para socorrerla, y amarla, y curarla, y cuidarla.

Suena mi mobil. Lo veo, y veo que Bara me llama. Me insiste. Sigue insistiendo. Lo apago. Si, pero ahora Maria, la chica elegancia, la chica carisma, tiene los elementos que mas anoro estos dias. Si, asi. Idealizacion automatica, inconsciente, irracional. No, no, no. No me volvera a pasar lo mismo, que las relaciones a la larga no son lo mio. De cualquier forma, no funcionan nunca. Siempre esta el factor biologico, cuando la sensualidad de pareja se va. Dicen los investigadores que apenas dura uno o dos anos a lo maximo, no? Somos animales al final de cuentas, incapaces de trascender, atados a nuestros instintos. Y luego, las mujeres siempre se van con hombres a los que necesitan cuidar, por cretinos que sean, porque quieren ser sus madres. Como **** con aquel idiota brasileno. Si, por supuesto.

Enciendo de nuevo el telefono, tras quince minutos. 3 llamadas perdidas de Bara, y un mensaje. "Roberto, donde estas? Me ha dicho Bara que eres muy lindo, y que...". No acabo de leer. Lo borro. No, no tiene caso. Siempre es lo mismo. Tantas esperanzas. Tanto para nada. Todo a la basura. No. Es una perdida de tiempo. Suena el telefono. estoy a punto de rechazar la llamada. Es Osvaldo. Contesto. "Roberto! Oiga, le tengo buenas noticias, caballero. Recordara a Jana, la chica de Ceske Budejovice? Me la encontre hace un rato... por supuesto... ya esta, dentro de veinte minutos alli lo espero". Y por supuesto, voy para alla, a alcanzarlo.

Lo mio es la fornicacion casual, si, si, si.

sábado, octubre 19, 2013

La mujer en el cafe del Teatro Nacional

Aunque intento llevar a cabo calculos matematicos y logicos en un sabado por la tarde-noche, en el cafe del Teatro Nacional en Praga, simplemente no me puedo acabar de concentrar. Y es que desde que he llegado no he podido quitarle mis ojos de encima a una mujer que me ha parecido suamamente enigmatica, y que esta sentada, en un sofa, enfrente mio.

Desde que llegue me percate de su presencia: estaba con una amiga, quien tras unos diez o quince minutos se fue. Ambas venian muy bien vestidas: en colores oscuros, con mucho porte y elegancia. Parecian llevar una conversacion tranquila, profunda, perdidas en algun tema cualquiera.

Y luego la amiga se fue. Y pense que esta mujer tan atractiva tambien se iria, pero no. Para mi grata sorpresa, se quedo, sola. Me paso por la mente ir a saludarla, decirle algo, buscar algun pretexto, inventarme alguna situacion en la que yo requiriera un punto de vista femenino anonimo. Algo, cualquier cosa.

Y como no lo hice, me quedado viendola desde entonces: admirando su mirada, con un muy pequeno toque de melancolia, y otro de calma. Observo que piensa en algo, perdida en alguna idea, o quizas simplemente sonando despierta. Pero me agrada esa forma en la que toma la taza de te, con las dos manos, con profunda calma, mirando a ninguna parte, con los ojos apenas moviendose.

Por momentos se voltea a alguna parte del cafe, y por momentos se voltea a verme (aunque no demasiado, para tristeza mia). Nos hemos encontrado las miradas tambien, en dos o tres ocasiones, pero no me sonrie, aunque tampoco me muestra expresion de desden. Simplemente me ve, con calma, tranquilidad, serena, pensativa.

No se si se ira en veinte minutos, o cuarenta, o una hora. Mientras ella siga aqui, esperando que inicie alguna funcion, o esperando al novio, o esperando a alguna amiga, o sencillamente haciendo tiempo, la seguire observando casi con tanta calma como la de ella, y observare sus brazos tostados por el sol, y sus largas cejas, y su nariz delicada, su cabello oscuro, su ropa negra y ajustada, elegante, y su figura tan seductora (ligera imperfeccion, la de una mujer, no la de una nina).

A menos, por supuesto, de que yo tenga finalmente los huevos para ir a hablarle de la primera idiotez interesante que se me ocurra.

lunes, octubre 14, 2013

Supervivencia

Es quizas debido a la alta demanda de pretendientes que las chicas escogen lo diferente, lo que les representa un reto - los conocidimos 'cretinos' (que, a ilusamente hacen creer a la feminas que es seguridad con lo que cuentan). Y es debido a ello que algunos conocidos intentan comportarse de esa manera, ponerse esas mascaras, esos disfraces. Y asi, a veces castigar, a veces fastidiar, a veces meramente jugar con las mentes ajenas, a veces para devorar carne.

Pero al final del dia, algunos de nosotros, como estos conocidos, no nos ponemos mas que mascaras. Porque en el fondo no somos asi. No somos unos idiotas por naturaleza (al menos de de la manera en la que lo suelen ser los aparentes macho-alfa), ni somos (tan) egoistas, ni nos hacemos los exquisitos. No entramos, queriendolo o no, naturalemente, en juegos mentales, en juegos de dominacion al estilo 'Last Tango in Paris', no, definitivamente no. Simulamos, con el disfraz encima, un papel que no traemos en las venas.

No, en las venas quizas no viene. Quizas no en la genetica, no en el caracter, no en la naturaleza, en el cerebro. No, porque todos tenemos estas necesidades basicas, animales (y no por nada tantos vuelven a divas a tantas mujeres, presas de sus instintos). No, quizas esta en la educacion, en la familia: desordenes sociales, fracturas en las relaciones basicas con padres o hermanos, inadaptacion en la escuela, sociopatia en ligeros niveles. Hombres (acaso mujeres a veces tambien) para quienes la vida ha sido una jungla, una batalla, y que viven aun en un mundo de supervivencia.

Porque no me imagino de otra manera lo que pienso cuando uno de aquello conocidos nos dice, en una tarde, entre cervezas, risas, bromas, en una confesion repentina: "Mae, uno juega con ellas un poco, pero no demasiado, porque no quiere lastimarlas, porque uno, habiendo sido lastimado en forma similar por alguna de ellas anteriormente, sabiendo lo que se siente, lo duro que es, como podria proceder a destrozarlas?"

jueves, octubre 10, 2013

Quiero lavar mis traumas.

Asi como se lavan las culpas y los pecados, yo quiero lavar hoy mis traumas. Lavarlos con agua de la vida, de las experiencias nuevas, del tiempo. Yo quiero que sean limpiados con agua pura de la calma, de la tranquilidad del equilibrio.

Quiero purificar mi alma y limpiar esas manchas dejadas por la tristeza, por los fantasmas, por las tragedias, por los prejuicios e imposiciones. Quiero que esa agua de lo nuevo venga y se lleve en tu torrente tranquilo, pero siempre constante, esas limitaciones, esos miedos, esas emociones que me estrujan y que me incitan al miedo en los momentos bajos.

Quiero que la lluvia de las nuevas amistades, de los nuevos amores, de los nuevos retos, y de las nuevas ideas, puedan, lavando, limpiando, purificando, preparar en mi el terreno para un nuevo paradigma, una nueva forma de vivir, de experimentar, de crecer.


lunes, septiembre 02, 2013

Me molesta

Me molesta cuando no puedo olvidarte, y te me apareces con tus quejas, con tu mal humor, con tu desdén, y con nuestra ruptura, cada vez que conozco a alguien que, de alguna manera, me recuerda a ti.

Me molesta tanto volver a sentir eso mismo, en la misma parte de mi pecho, y sentir el mismo dolor en el estomago, cuando alguna mujer me recuerda a ti en tu mirada fria, o en tu mirada de revancha, con aires aparentemente impersonales. O, tambien, cuando alguna me lanza palabras de pena ajena, de lastima, o cuando me intenta destrozar, enojada, colerica.

Me lleno de coraje al darme cuenta de que el dolor que senti cuando una mujer me dejo por otro hombre, alla, en alguna ciudad de Europa, no era por ella, ni por mi orgullo, ni por mi tiempo perdido, ni mi esfuerzo en vano, ni mis expectativas, ni idealizaciones, y que no es un tampoco dolor original, sino un dolor repetido, ensayado y reproducido hasta el cansancio contigo. Y me llena de coraje darme cuenta de que no sentia amargura contra ella, sino que estaba sintiendo amargura por ti, contra ti.

Me lleno tambien de tanto coraje al darme cuenta de que cuando alguna chica muy joven me rechaza, simplemente por preferir a alguien de su edad, o a alguien que sea amigo de sus amigos, o que se yo, no es un coraje contra ella, sino contra ti, a traves de tus novios desconocidos, o tus novios a la distancia, o tus novios obsesionados con su pasado. Y me lleno de coraje al darme cuenta de que cuando siento frustración en aquel instante, estoy reviviendo sin querer con ella lo que vivi contigo - porque para mi, en ese instante, eres tu y nadie mas quien me desdeña, por capricho, por cansancio, por aburrimiento, o por rencor.

Porque ellas me parecen solamente actrices, que actúan una en Lunes, otra en Miércoles, y otra en Sábado, pero todas y cada una de ellas siempre interpretando tu papel, tu nombre, y a veces, quien lo diria, hasta tus miedos, y tus traumas.

martes, junio 25, 2013

Orgullo de martes por la noche

El viernes pasado estaba sumamente orgulloso al haber tenido una revelación en un momento de lucidez nocturna: que se vayan a la chingada de una vez por todas- o cuando menos por un par de pinches horas- todos y cada uno de los complejos, prejuicios y fantasmas que vagan en mi memoria, vengan dictados del exterior o vengan nacidos de mis traumas absurdos no resueltos.

Y así, entonces, plenamente convencido, pude moverme en la noche y en la pista, como otras pocas veces, libre, auténtico, y satisfecho con lo que soy y no soy, y con lo que hago y no hago. Y si alguien, yo u otros, piensan que soy incapaz o que estoy cruzando limites que no me son permitidos -y resguardados únicamente para algunos elegidos por la sociedad en turno-, se los pueden guardar, o se los pueden aplicar a sí mismos, que no me contengo ni me defino por ideas más bien ridículas.

Pero puedo decir hoy mismo, en esta noche, me siento aún más pleno y orgulloso. Y es un orgullo más bien raro, picado, alevoso, que se levanta tras ser herido. Toma una forma de me-vale-madre, de porque-yo-quiero. Y la razón no ha podido ser más sencilla y llana: el vaivén de una bella desconocida, entre el sí y el no, entre el quizas si y el quizas no.

Lo cierto es que ebrio de la vanidad lastimada, me he sentido lleno de energías para salir a bailar, por el mero arte de la danza, de la salsa, del placer de lo que hay esta noche, y con ganas de bailar y hablar, de pronto, con quien me plazca, con quien yo quiera. Hacer lo que yo quiera.

Pero, sobre todo, he sentido finalmente que se cae cierta idea, que no acababa de identificar, que tenía en mi mente, atorada, aumentada al estar en una ciudad nueva y socialmente compleja, según la cuál debía actuar no según lo que quiero, pienso o siento, sino bajo los estándares locales permitidos a los extranjeros - o lo que yo pensaba o interpretaba al respecto. He dejado atrás aquello de me hacen un favor al bailar conmigo, al hablar conmigo, al platicar conmigo. He dejado atrás aquello de ser amable, o intentar ser carismático -qué falso y qué chafa-, o así o asá, para gustar, para hace reír, y para satisfacer gustos ajenos, obsesionado con la opinión de ellas.

Chingue su madre, porque esta noche me me sentido más libre todavía que el viernes pasado: hago lo que quiero, y que chinguen a su madre mis ideas y las de los demás en cuanto a qué debe ser hecho o no, que yo sólo me fijo en lo que yo deseo -y afortunadamente no soy un completo bárbaro para que se me juzgue como un salvaje-, y si alguien baila conmigo, o platica conmigo, o interactua conmigo, es porque yo lo desee, lo quise.

Y que tenga que pasar lo que tenga que pasar. Que vengan los besos románticos, y los robados también. Y las cachetadas ruidosas también, ¿porqué no? -y no dejaré de carcajearme en mi cinismo y diversión cuando sienta la mejilla dolida tras el azote femenino-.

Nota al margen: mi compadre Sujo me ha dicho, a propósito de esta -como la define él- revelación: You talk the talk, but do you walk the walk? Viernes, le he respondido.

jueves, mayo 09, 2013

La que adoraba a los checos

Hay cosas que considero inadecuadas para ser escritas o mencionadas. Soñar con un amor estúpido es una de ellas. Pero lo voy a hacer esta vez, porque sí, porque porqué-no. 

Y es que soñé con una pequeña dulcinea a quien vi por última vez hace casi tres años. Sí, casi tres años. Dios, el tiempo vuela. Y desde entonces, por supuesto, las noticias que he tenido de ella han sido más bien pocas, casi inexistentes. Lo último que supe fue a través de una amiga suya, a quien me encontré en un pub de Praga, y la mencionó, junto con algunos datos que honestamente no recuerdo. Oh, no, recuerdo que dije que seguía viviendo en Praga. Y eso fue todo.

Nuestro idilio no lo fue, claro está. Me gustó a la primera vista, como si ella fuera un imán, tan amor-a-primera-vista (que últimamente juzgo como "patología compatible detectada a primera vista"). La vi, delgadísima como es, con el cabello castaño oscuro, mientras ella a su vez posaba sus ojos en los míos, con la mirada adolescente y retadora, burlona, pero amigable. Nos gustamos, podría decir.

Luego las cosas no salieron bien. No sé si fui muy pesado con ella, o intempestivamente cariñoso, o necio, o qué sé yo. Quizás ella era demasiado joven, tenía miedo de ir de prisa, se quería tomar las cosas con más calma, en tu terrible y muy profunda inseguridad (que rebasaba la mía, y eso ya es algo), y por que, también, siendo honestos, ella, eslovaca, tenía una fascinación con los checos. Sí, se lo escuché decir alguna vez, al hablar de un político, de un cantante, de un escritor. "Es que es checo!" decía con emoción. Kafka era su favorito, por supuesto.

Yo era apenas un hombre con el corazón roto aún, por el fantasma de toda mi vida (ex fantasma en poco tortuoso presente), y huí a ella, una ilusión, como se huye, literalmente, de un fantasma. Y ella una niña apenas, ansiosa de descubrir el mundo, de encontrarse, de alcanzar a definirse, de no sentir esa inseguridad atroz que tanto la azotaba, en su casi-soy-bella que rondaba su cabecita.

Lo extraño era que en el sueño ella me hablaba, en un presente surreal (como el de todos los sueños), y yo fingía no recordar su nombre. Y ella se quejaba. Y eso era todo. Sonrisas mutuas, finalmente honestas, sin máscaras. Y mi agradecimiento con ella, dicho en palabras silenciosas, dichas a mí mismo para ella, casi un soliloquio: gracias por hacermela olvidar, aunque haya sido apenas por un par de meses.

miércoles, mayo 08, 2013

Me voy a comprar un yate (y sin Juana)


Me pregunto si soy tan malo escribiendo como lo es Felipe, el eterno admirador de Juana. Sí, sí, escribiendo novelas mal hechas sobre ella, frankenstianas, en un idioma que no domina, usando historias pre-cocinadas (amor imposible, besitos robados, amores no correspondidos, muertes trágicas y mucha esencia kitsch).

Juana: aún recuerdo su nariz chueca en Milano el domingo aquel, nuestro último día por allá, en aquel delicioso país. La recuerdo sentada, a la luz plena del mediodía, en la plaza vieja. Y yo sentí que no la volvería a ver. Como eso mismo, una historia pre-cocinada. Ella dijo que no, que era seguro que nos volveríamos a ver. Y me lo repitió en un mensaje público, diciendo que era segurísimo, que había que tener paciencia, pero que sucedería.

¿Realmente tenía yo ganas de verla? Sí y no. Sí, por la profunda pura lujuria, las ganas de curarme el ego herido. No, porque me falló y no me curó ni la lujuria ni la calentura, y nomás me dejó el ego herido cuando no se vino a México, sino a cierto puchurriento país, a vivir (y porque cuando finalmente vino a México, se fue de vacaciones, seguramente pagadas, con su eterno y muy literalmente viejo, Felipe).

En aquel país, por cierto, cuyas fotos sólo muestran o edificios modernísimos o jungla absoluta (me pregunto si aquellos edificios están cerca de El Canal, y eso es todo), vive su amiga querida, la chica de ojos de gato que le dijo que yo era un caliente y no sé qué cosas. Ego herido de su parte, porque yo, admirador suyo -osea- había sido transferido a la fila de los que iba tras las nalgas de Juana.

Y luego regreso yo, muy feliz y campante (pese a las dudas enormes de la narizona Juana, quien dice que soy más bien neurótico y más bien inestable) a Praga, y entonces resuenan los ecos, y las preguntas, y las felicitaciones de su parte por volver a esta ciudad (en realidad llegué aquí por flojo, pero en realidad voy más allá, de tour por otras partes de este continente, antes de que, Dios lo quiera o no, se lo cargue la chingada temporalmente). Sí, dice que nos volveremos a ver. ¿Realmente importa? No. Palabritas más, palabritas menos. Kitsch molido.

Pero luego me dice Juana que la vida es maravillosa en aquel puchurriento país. Ah, sí, porque nunca fue más feliz. Que ojalá lo pudiera yo ser así algún día. Ja! Lo que no sabe es que nunca fui tan feliz como en los últimos tiempos, disfrutando unos putos chilaquiles cualquiera, huevos rancheros, cafecito en la mañana o a media tarde, una novelita, una peliculita en la noche, salsa aunque sea nomás escuchada en algún bar cerca del centro, y ya. Porque, querida Juana, tuve que adaptarme a ser feliz solo y pleno cuando perdí a mi trauma-obsesión-amor-de-mi-vida (que no eras tú, como seguramente sabes).

Ah, sí, ¿O quizás lo dijo meramente de ardilla, porque le di demasiados detalles sexuales y de orificios de mi actividad actual, mientras estaba ebrio de placer y de alcohol? Ja, quizás. ¿Realmente importa? No, no en realidad.

Y como lo dije en público: debería pedirle un dólar a cada personita que se declara prontamente feliz por haber conocida a la persona de su vida (y poder decirles, luego de que me lo den "felicidades por haber encontrado a la persona de tu vida - de nuevo"), y comprarme mi yate. Y es que yo me vería muy bien encima de un yate.

sábado, mayo 04, 2013

Nostalgia en Kiev


Y de pronto, no sé porqué, siento una terrible, indeseada, casi ajena, nostalgia en todo mi cuerpo. La siento recorrerlo suave, tibiamente, y acaso por instantes parece adormecerse, casi morirse. Pero allí sigue, en mí, deambulando, apareciendo y desapareciendo, haciéndome evocar, sentir el pasado, pensar en el hubiera, añorar el futuro pintado de rosa.

Supongo que es el cambio de ciudad, haber venido a Kiev, que luce tan distinta a mi tan familiar Praga, que está llena de edificios viejísimos y deliciosos, de cafés, de restaurantes comunes y corrientes, y de bares, y de gente llevando abrigo porque, incluso en principios de Mayo, llueve y hace un fuerte viento.

Aquí la cosa es más bien distinta, en Kiev. El calor llega casi a subyugarlo a uno, y el aire está impregnado de tierra, de flores secas, de árboles trémulos que parecen, como dijera Wilde, apenas soportar su propio peso. Tienen el olor a pueblo mexicano casi, y casi puedo sentir la fiesta a la vuelta de la esquina: unos quince años, una boda, o una primera comunión, entre mole poblano demasiado ácido, arroz rojo pasado de sal, Coca Cola y Bacardi Blanco. Casi.

Casi.

lunes, enero 21, 2013

La insoportable levedad del ser

Cuando estaba en la preparatoria, uno o dos anos antes de entrar a la universidad, vi como parte del curriculo de historia universal una pelicula llamada "La insoportable levedad del ser" -con la siempre elegante Juliette Binoche, y el siempre magistral Daniel Day-Lewis-, que por entonces me parecio interesante, pero nada mas. En todo caso, la evocacion de una ciudad lejana, en ultramar -Praga, en Republica Checa-, y una historia tan ajena a mis dias y a mis costumbres me hacia desear viajar y experimentar algo parecido, un idilio imperfecto como ese. Algun dia.

Algunos anos mas tarde, cuando estaba en la universidad, me pude hacer de una copia de la novela de Milan Kundera, y pude ahondar un poco mas en la idea, en el argumento y en la complejidad de los personajes. Un amigo, que por lo demas puede ser perfectamente tachado de snob y pretencioso, me dijo que el pensaba que esas novelas de Kundera son 'para chicos de preparatoria'. Asi me lo parecio, poco mas o menos, y nada mas.

Y fue hasta que viaje a Praga, en aquellas temporadas en las que pase mis dias por aquella ciudad, en la sociedad checa, que empece a entender mejor la novela, la idea. Sobre todo, el personaje que mas me sacudia e interesaba era el de Sabina, el de la pintora amante del protagonista, que es incapaz de arraigarse a un lugar, a un amor, a una idea, a un grupo, a lo que fuera, siempre huyendo y huyendo.

Y es que ese personaje, esa forma de hacer y de pensar me recuerda tanto, pero tanto, a tantas bellisimas checas, incapaces de alguna clase de compromiso, siempre queriendo ser -supuestamente- libres, moverse sin ataduras, no ser dependientes en forma alguna de alguien o de algo. Bueno, algunas: porque otra lo hacen hasta cierto grado, con cierta entrega que considero no total -mero observador externo-, siempre y cuando el ciudadano sea checo, o cuando menos europeo (siempre hay benditas excepciones, claro esta).

Por supuesto que para los muchisimo extranjeros que pululan en la vieja y misteriosa orbe otrora comunista, esto es algo mas bien delicioso, adecuado, perfecto, y casi idilico (una vez que han pasado por la etapa de adaptacion, cuando se han enamorado por vez primera de una mujer-angel que, justamente, sufre de esa insoportable levedad del ser, y luego del duelo adolescente necesario, aceptan las cosas como son, entregandose al hedonismo puro). Porque eso significa salir de fiesta constantemente, y descifrarlas -o intentarlo acaso-, tratar de armarse nuevas formas de llamar su atencion, de derribar su falta de confianza, de pretender mejor y mejor lo que no son, pero que ellas tanto esperan -sean fisicos de campeonato, bellezas metrosexuales, poder economico y o politico, carisma, o incluso alguna patologia, porque no-.

Digo todo esto, ya se, como una queja, porque en el fondo lo es: porque recorde hace unos instantes a una de estas mujeres-angeles, con quien mucho tiempo sone, y quien patrocinando mi desazon y amargura, no deja de coleccionar amantes, o admiradores, sean pintores, o economistas, o abogados, o ingenieros, o estudiantes, o desempleados, o que se yo. Siempre asi, siempre viajando en la vida de cuerpo en cuerpo, decepcionando a los que se prendan de ella -y a veces me la imagino como un angel castigador enviado por algun dios, con el fin de azotar los deseos, la ingenuidad, o acaso la crueldad de algunos hombres-.

Vaya usted va a saber, pero de momento, verla con un nuevo admirador-amante-amigo que podria ser mi sobrino, me ha hecho tener un poco de agruras, en ausencia de mi cafe matutino.

domingo, enero 20, 2013

Las piernitas de Jana


En punto de las seis de la tarde de un domingo absurdamente pacífico la foto de Jana me entra por los ojos, de golpe, inesperadamente, mientras me hallo recostado, echado como un costal, tras recién haber visto ‘De Roma con Amor’ –Woody Allen, te amo-, e ingresé, curioso patológico o stalker, a Facebook.

Evocación involuntaria dominical instantánea azuzada por esa foto: en realidad nos vimos allí, en Italia, aunque no en Roma, sino en Milan, en un viaje más bien sobre-dramático, condimentado por las sutiles pero tenaces advertencias de Aneta –que guapa has sido, che, y qué guapas sigues estando casada, che-, por un viaje frustrado a Brujas –alegría y risa burlona de M. mientras cocinaba pasta con gambas-, por que llegué tarde cinco minutos más de la cuenta en Bruselas –léase: veinte minutos-, y porque nos mandamos al carajo, sutil pero tenazmente, algunos días antes, Jana y yo, por celular.

(Ah… ¿recordarás, Jana de mis amores y de mis sueños indecentes, las caminatas, las pastas, las pizzas, los vinos, tus quejidos en la gellateria, y esos golpes que me propinaste infantil y juguetonamente el domingo que partíamos de regreso?)

Bueno, técnicamente no fue Jana, sino su cuerpo: su sonrisa enorme, coqueta, y traicionera, y su figura femenina, con buenas curvas –envidia injustificada de mi ex querida Ester-, y sus brazos níveos menudos sensuales, y sus ojos brillantes, claros, tan checos. Pero, sobre todo, por esas piernas tan poderosamente sexuales, y poderosamente torneadas, que le han mantenido en mi inconstante mente y en mi inconstante lista de caprichos.

Lo que cimbra mi domingo por la tarde es saber que mi paciencia, mi tranquilidad, y mi relajación se van a la basura al ver esa foto de la sensual, poderosamente sexual, e inevitablemente inolvidable –dolorosamente inconstante- Jana. Porque según yo, en teoría, en papel, en la planeación, debe uno mantenerse solo, aislado emocionalmente, no dependiente, para lograr el equilibrio emocional-personal-sexual-amoroso-dramático.

En otras palabras, me voy directamente al carajo con todos mis pseudo intelectuales y espirituales deseos de mantenerme en equilibrio y en tranquilidad cuando veo, apenas en fotos, las deliciosas y suculentas piernitas de Jana (a quien, por lo demás, confesé que ‘lo que no daría por que fueran mías’ – y sí, lo que no daría porque fueran mías, sobre todo en las noches, y sobre todo en los fines de semana-).

(Y Jana también me cae bien, claro. Es agradable, divertida, coqueta, y tiene unos labios suaves. Muy suaves).

viernes, enero 18, 2013

Que tiene la gente en la cabeza

A veces me pregunto que demonio es lo que tiene la gente en la cabeza. Ya saben: esa mierda constante de auto declararse negros o blancos: soy el mas feliz del mundo, Dios me ha bendecido, el oraculo esta a favor mio; o: este mundo injusto, me muero, malditos los que atacan a los animales, a los que se comen su carne, a este mundo se lo lleva el carajo.

Y me pregunto que demonios es eso, si disfraces que se pone la gente, como mascaras ridiculas y descosidas, muchas veces hechas de carton y tela vieja y nada mas, o si son estados auto inducidos, depresiones patrocinadas por las palabras de uno, ansiedades azuzadas por que si, porque somos victimas y nos gusta sufrir. O si son extasis milagrosos que nos inventamos instante a instante, para nosotros y para los demas, porque si, porque no necesito nada mas que Dios, y porque, si, claro, todos vengan a mi encuentro, a compartir este maravilloso dia mio, todos alegrense conmigo porque encontre al amor de mi vida y porque la felicidad se desparrama en mi dia a dia.

A veces me pregunto si todos estos cristianos son bipolares, inestables, personitas enfermas que no se saben con un problema y que no han ido al psiquiatra, que tienen un mal no diagnosticado. O si son payasos a los que les gusta llamar la atencion, que por alguna razon nunca se alcanzaron a encontrar a si mismo, y que sin la atencion ajena mueren, artistas baratos sin auditorio, sin publico, sin fans.