miércoles, julio 25, 2007

Aguafiestas

- Pues claro que se casará conmigo. Por la iglesia. Y con toda su familia presente. Por eso esperamos a llegar a Río para la boda.
- ¿Sabe él que ya estás casada?
- ¿Se puede saber qué te pasa? ¿Quieres echarme el día a perder? Es un día precioso, no lo estropees.

Desayuno en Tifannys's, Truman Capote

jueves, julio 05, 2007

Melancolía nocturna

En este preciso instante, en que me asomo a la ventana del lugar donde trabajo, no puedo dejar de admirarme del silencio que domina todo el firmamento junto a la oscuridad de la noche. En este clima de soledad es que se llena mi pecho de melancolía, de recuerdos, de añoranzas, de sueños e ilusiones.

No puedo dejar de evocar dulces imágenes que hicieron vibrar a mi corazón de alegría, imágenes que en otro tiempo me eran tan preciadas, que tanto cuidaba, a las que recurría en mis momentos de aflicción. Ahora esas imágenes se han vuelto en mi contra, ya que ahora ya no me resultan dulces, sino amargas. Ha sido la vida la que las ha tornado de esa forma. Antes eran fuente de mi alegría, y hoy de toda mi tristeza.

A veces quisiera, francamente, poderme olvidar de ellas. No haberlas tenido jamás en mi mente, jamás tan cerca de mí. No haberlas vivido, no haberlas recordado de manera tan intensa. Haberlas vivido, sí, pero quizás de una manera en que pudiera olvidarlas como cualquier otro evento sin importancia.

Imágenes que me hicieron derramar lágrimas de alegría, lágrimas que me arrancan el llanto de la melancolía y la nostalgia. Terribles son ahora, sombras de un pasado que no pudo llegar a ser, sombras de un futuro que fue mutilado. Recuerdos de mis ilusiones, recuerdos de mi desdicha.

Y es así como debe de ser, porque son precisamente las cosas que más nos agradan, las que más oportunidad tienen, bajo ciertas circunstancias, de herirnos. Y eso es porque les hemos permitido entrar hasta lo más profundo de nuestras corazones.