martes, octubre 06, 2009

Imagenes mentales

Te extraño aunque no tenga ahora más que imágenes mentales tuyas, esparcidas en mi memoria en un perfecto desorden, acurrucadas, escondidas, un tanto reprimidas, e inevitablemente mueren poco a poco, en la oscuridad, faltas de agua, faltas de vida, faltas de amor. Se tornan borrosas, pierden el color, se hacen grises, opacas. Las líneas se confunden, se desvanecen. Tengo cada día menos de ellas, y sin embargo me aferro a ellos, pues una vez que todas se hayan marchado a la nada, nada de ti me quedará entonces.

Te extraño aunque no estés a mi lado, y la esperanza que tengo contigo no sea más que un sueño o alucinación. En otro tiempo esa luz me guiaba, me mantenía alegre, entusiasmado incluso en los momentos de mayor soledad, pero un buen día comprendí cuán irreal era, ridículo, caricaturesco, exagerado, una perfecta farsa, mintiéndome a mí mismo.

Te extraño aunque estés alejada de mí, pues aunque estamos tan cerca el uno del otro en esta ciudad, tu mente, tu corazón y tu perdón se hayan tan lejos de mí, que me mareo al observar ese abismo que se interpone entre nosotros.

Te extraño, aunque no tenga de ti más que imagenes mentales, recuerdos que se aferran a la vida, aunque sea inevitable su muerte, mientras veo, al cerrar mis ojos, esos ojos tuyos claros que me ven, sombríos, tristes, llenos de dolor, que, sin embargo, intentan verme con dulzura, con alegría fingida, con una máscara de color que nadie se cree, excepto tú. Y allí te sigo viendo, y por eso no quiero abrir mis ojos, pues tengo miedo que esta imagen tuya, que se me hace la más brillante de todas, sea quizás la última que me queda, y tengo miedo que al abrirse mis párpados no puedo verte ni recordarte, por muchas veces que intente evocarte al abrir repetidamente mis ojos nuevamente, tratando de revivirte en mi ser.