miércoles, noviembre 15, 2006

Cuando las lágrimas no salen

Recuerdo que alguna vez alguien me informó de un suceso completamente lamentable. Yo, que por entonces me hallaba totalmente sumido en la sensibilidad, producto de una serie de desafortunados eventos, fui presa de un gran dolor, que me hizo sentir un estado de desalación absoluta. Mis ideas perdieron su orden, mi cordura de perdió instantáneamente, y simplemente, me llevé las manos a la cara. Estaba destrozado completamente, con las esperanzas deshechas y sueños echados por la borda.

Sin embargo, por alguna razón que desconozco, las lágrimas no hubieron de fluir por mi rostro marchito. Sentía que estaban por salir en cualquier momento, que mi cuerpo manifestaría su aflicción expulsándolas violentamente. Mas nada brotó de mis tristes ojos. ¿Porqué? De verdad que lo ignoro. Quizás fue que me reprimí, quizás fue estaba demasiado aturdido, quizás algo más que desconozco.

Y entonces entendí que, muchas veces, uno puede llorar sin lágrimas, sin que los ojos se hallen húmedos, y a veces, sin que uno parezca lleno de dolor.

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