domingo, junio 01, 2008

Sentimiento aprisionado

Hay un sentimiento hundido y levemente reprimido en lo más oscuro y profundo de mi pecho. Sé cómo se llama, pero he intentado maquillarle para que parezca otra cosa. ¿O acaso solamente me engaño al pintarle de un color anti natural?

Sólo sé que hay un sentimiento allí guardado, protegido por un millón de cadenas, encerrado en decenas de cofres anidados, en una habitación oscura y hace largo tiempo olvidada, de la que trato de olvidarme cada nuevo amanecer. Que simplemente soy un maldito cobarde, y nadamás, dicen por allí. Y quizás tengan razón.

Pero, mientras tanto, mientras el silencio me envuelve, en un domingo silencioso, que me invita sugestivamente a la nostalgia, a la melancolía -no del pasado, sino de un no inminente futuro-, provoca que ese sentimiento reprimido pugne con más fuerzas que nunca por salir, por liberarse de una vez por todas, por gritar, aullar, hacerse escuchar.

Y soy el más grande culpable al permitir que los ojos de una ninfa, pintados de color verde, le hayan azuzado, provocado, desde la superficice de mi alma, haciendo que se llene de estrépito, y de que de forma iracunda, luche por liberarse de lo que podría considerarse "mi cordura".

Porque unos ojos terribles y claros, aparentemente indefensos, burlones, amigables, con befas amistosas, con risas sensuales, con guiños frecuentes, han hecho que de la mano de la confusión, este sentimiento que tengo aprisionado, y cuyo nombre no me atrevo a pronunciar en voz alta me sacuda por dentro, cada vez más fuerte, pasando de un leve temblor en mi pecho, hasta sacudirle como el más brutal terremoto.

Y sé que pronto va a liberarse por sí mismo, si nuevamente, acaso por pocos instantes, me topo con esos ojos verdes que me cautivan y me horrorizan a la vez, sea en la vida, o en mis sueños, o en mis pesadillas.

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