lunes, enero 21, 2013

La insoportable levedad del ser

Cuando estaba en la preparatoria, uno o dos anos antes de entrar a la universidad, vi como parte del curriculo de historia universal una pelicula llamada "La insoportable levedad del ser" -con la siempre elegante Juliette Binoche, y el siempre magistral Daniel Day-Lewis-, que por entonces me parecio interesante, pero nada mas. En todo caso, la evocacion de una ciudad lejana, en ultramar -Praga, en Republica Checa-, y una historia tan ajena a mis dias y a mis costumbres me hacia desear viajar y experimentar algo parecido, un idilio imperfecto como ese. Algun dia.

Algunos anos mas tarde, cuando estaba en la universidad, me pude hacer de una copia de la novela de Milan Kundera, y pude ahondar un poco mas en la idea, en el argumento y en la complejidad de los personajes. Un amigo, que por lo demas puede ser perfectamente tachado de snob y pretencioso, me dijo que el pensaba que esas novelas de Kundera son 'para chicos de preparatoria'. Asi me lo parecio, poco mas o menos, y nada mas.

Y fue hasta que viaje a Praga, en aquellas temporadas en las que pase mis dias por aquella ciudad, en la sociedad checa, que empece a entender mejor la novela, la idea. Sobre todo, el personaje que mas me sacudia e interesaba era el de Sabina, el de la pintora amante del protagonista, que es incapaz de arraigarse a un lugar, a un amor, a una idea, a un grupo, a lo que fuera, siempre huyendo y huyendo.

Y es que ese personaje, esa forma de hacer y de pensar me recuerda tanto, pero tanto, a tantas bellisimas checas, incapaces de alguna clase de compromiso, siempre queriendo ser -supuestamente- libres, moverse sin ataduras, no ser dependientes en forma alguna de alguien o de algo. Bueno, algunas: porque otra lo hacen hasta cierto grado, con cierta entrega que considero no total -mero observador externo-, siempre y cuando el ciudadano sea checo, o cuando menos europeo (siempre hay benditas excepciones, claro esta).

Por supuesto que para los muchisimo extranjeros que pululan en la vieja y misteriosa orbe otrora comunista, esto es algo mas bien delicioso, adecuado, perfecto, y casi idilico (una vez que han pasado por la etapa de adaptacion, cuando se han enamorado por vez primera de una mujer-angel que, justamente, sufre de esa insoportable levedad del ser, y luego del duelo adolescente necesario, aceptan las cosas como son, entregandose al hedonismo puro). Porque eso significa salir de fiesta constantemente, y descifrarlas -o intentarlo acaso-, tratar de armarse nuevas formas de llamar su atencion, de derribar su falta de confianza, de pretender mejor y mejor lo que no son, pero que ellas tanto esperan -sean fisicos de campeonato, bellezas metrosexuales, poder economico y o politico, carisma, o incluso alguna patologia, porque no-.

Digo todo esto, ya se, como una queja, porque en el fondo lo es: porque recorde hace unos instantes a una de estas mujeres-angeles, con quien mucho tiempo sone, y quien patrocinando mi desazon y amargura, no deja de coleccionar amantes, o admiradores, sean pintores, o economistas, o abogados, o ingenieros, o estudiantes, o desempleados, o que se yo. Siempre asi, siempre viajando en la vida de cuerpo en cuerpo, decepcionando a los que se prendan de ella -y a veces me la imagino como un angel castigador enviado por algun dios, con el fin de azotar los deseos, la ingenuidad, o acaso la crueldad de algunos hombres-.

Vaya usted va a saber, pero de momento, verla con un nuevo admirador-amante-amigo que podria ser mi sobrino, me ha hecho tener un poco de agruras, en ausencia de mi cafe matutino.

No hay comentarios.: