miércoles, septiembre 19, 2007

Revoltijo de ideas

Y así es que piden que dejes de decirle negro al negro, y blanco el blanco. ¿Y porqué? porque, bueno, decir que el negro es negro, y que el blanco es blanco, sobre todo de manera pública, ha dejado de ser elegante. Incluso sería correcto afirmar que es insensato.

Y entonces tienes que dejar de quejarte, y también de buscar las soluciones. Las soluciones que tú buscas no están al alcance de tu mano. Primero, bueno, necesitas robar la experiencia. ¿Pero cómo? Ve tras tesoros baratos, falsos. Si fuera posible, debieras enterrar la cáscara de un plátano junto a algún arbol, y después desenterrarla. Todo un tesoro. La idea no está en buscar tesoros, sino en encontrarlos. Pero recuerda que, al mismo tiempo, los tesoros los son todo. Si no los tienes, entonces serás un maldito fenómeno.

Y después, una terrible perorata que no querías escuchar. No así. Quizás con mermelada de fresa, pero no con aderezo de cualquier maldito verde vegetal. Porque te supo salada, demasiado salada. Y tú la querías dulce. Pero da igual, el resultado es el mismo: indigestión. Y lo más irónico es que te la recetó tu doctor: "hoy le toca a usted enfermarse, maldito ambicioso". Ambición, ¿de qué?

Y finalmente, al final del final del día, por la noche, carcajadas llegan a molestar tu calma. Carcajadas destempladas, terribles, patéticas, que la hacen de maścara ante una tristeza terrible, por una partida inevitable. Pero no es tu tristeza terrible, sino la de alguien más: la del vecino. El vecino gimotea, carcajea, y también taladra con su odioso tono tus oídos. Insensibilidad. Eres un insensible. Porque no compartes su dolor. Lo siento, no estoy para papeles como ese, el del insensible que trata de ser sensible con su amigo que siempre es insensible, y que ahora está sensible porque una insensible mujer le desgarró el corazón, porque no había olvidado a un insensible que hizo lo propio con ella. Mujeres. Y hombres.

1 comentario:

neXus dijo...

Después de leer tus ideas, me dieron unas ganas incontrolables de enterrar una cascara de plátano en el vecindario.

Saludos