jueves, enero 08, 2009

Cuando las horas de la noche se alargan (I)

Yo quisiera, pues, de una vez, en una larga jornada, que abarque muchos días y sobre todo, largas e interminables noches, expresar todo lo que guardo en el baúl de mi alma, y que he escondido allí por algunos días, semanas, meses.

Quisiera hacer de él un imperfecto canto, o una serie de ideas al viento, de pensamientos sin sentido que, quizás al unirse en tropel, puedan dar un significado una vez siendo un todo. Un rompecabezas, un jarrón roto cuyas piezas han sido desperdigadas a lo largo de camino, pistas que ha dejado un hada madrina.

Cantar hoy, en estos días, que para mí son noches, en una larga jornada, que apenas empieza hoy, que varios días y varias noches durará, quizás posponiéndose, y espero que no, hasta la eternidad. Cantar de mis amores, de mis fracasos, de mi despecho, de mi desilusión, de mis cuitas, del corazón. Cantar de mis alegrías, de mis esperanzas, de mis sueños, y de mi vida diaria. ¿Qué importa si al final qué expreso sino una serie de cosas cotidianas sin beneficio?

Yo sólo quiero levantar la voz, y al levantarla, quiero enjugar mis lágrimas, que mi alegría se esparsa; que mi mente vuele, que el recuerde se despedace; que el futuro se apresure, que el pasado se aleje; que en mi pecho no quede rastro alguno de emociones que no me pertenecen.

Un canto, pues, que dure por varios días, por varias noches, por algunas semanas, y se apague en él toda mi inquietud - hecha esté de alegrías, o de dolores, o de sueños rotos, o de sátiras cotidianas, o de sin sabores divertidos, o de felicidad amarga.

No hay comentarios.: