jueves, enero 08, 2009

Ideal ideal

He de aceptar mi culpa, al decir que soy una persona que ha hecho del verbo "idealizar" su pan de cada día. Y este exceso, este abuso, ha tenido un costo muy alto para mi persona, al dar tonos de grandeza a personas que no lo merecen, o tratanto de colocar un brillo de perfección en ellas. A veces se logra ignorando o disumulando sus imperfecciones, y a veces, lo acepto, llevando el contexto a un nivel totalmente fuera de la realidad.

Y sin embargo, me gustaría imaginarte ese ideal tan profundo, que no puedo siquiera imaginar o comprender, que se anida en alguna profunda caverna del inconsciente de una chica a la que alguna quise con mucho furor. Me gustaría poder imaginarme esos tonos, esas formas elevadas a un rango muy por encima de la perfección, más allá de lo increíble, más bello que lo bello, más divino que lo divino.

Quisiera poder, una vez, por un instante, ponerme en su lugar, y tratar de entender qué pasa por su mente, cuando ha elevado a un rango superlativo un ideal, un sueño, una ilusión, haciendo de ella su motivación para vivir, el pañuelo en el que enjuga sus lágrimas, el amigo que escuche sus confesiones y secretos, y haciendo, en otras palabras, la fuerza motriz de su vida.

Quisiera imaginarme cómo es, cuando se muestra en sus sueños, en que la mera presencia de ese ideal le llena de alegría, de esperanza, por mucho que no alcance a discernirlo claramente, a causa de lo borroso de su imagen. Imaginarme qué formas tan distintas, pero hermosas y dolorosamente irreales, toma forma en esos sueños: quizás a través de divininades eternas, o de amantes de novela, o de pensadores clásicos, o de estrelas de rock legendarias. Quizás podría tomar un día la forma del padre ausente, y otro día la forma del amor jamas olvidado, perdido, tan anhelado.

Me gustaría imaginármelo, desde luego, y verlo, a pesar de todo, en perspectiva, en la irrealidad a la que pertenece, poder ver que es parte de una dimensión que está fuera de la lógica, la razón, e incluso de los sentimientos verdaderos, guardándose solamente en la dimensión de los sueños rotos y falsos. Me gustaría poder ver esa aberración tan maravillosa, tan misteriosa, contradictoria, adictiva, peligrosa.

Y sin embargo, a pesar de querer conocerla, entenderla, sentirla, emocionarme como se emociona ella al pensar en ese falso ideal, llorar de felicidad como llora ella al pensarle, temblar de alegría como tiembla ella al recordarle, y alegrarse como ella se alegra cuando llega a su alma la noche, no quisiera, por nada del mundo, jamás, nunca, ver ese terrible, doloroso, inmenso, y quizás demente amanecer en el que ese ideal se vea revelado tal cual es, tan falso, plástico, falto de espíritu, de esencia, de gracia, de colores, de cualquier verdadero sentimiento. Quisiera no poder ver ese terrible momento en que ese dios, divinidad, amante perfecto, o estrella de rock, esa ilusión, se vea rota, ridiculizada, caricaturizada, llevada a la nada, en medio del dolor de su pérdida, no por algo que se va, que se esfuma, sino por algo que nunca existió, que solamente era un espejimos terrible.

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